Filosofando con Akuma

Schutze está comiendo arroz al vapor en el dojo


Un hombre debe escoger un sendero, una vez que su destino
sea fijado no debe perder de vista el objetivo, no importa cuál sea el
obstáculo, este debe ser aplastado si se interpone en el camino de alguien,
especialmente si se trata de obtener más poder.

La intención de
quitar una vida

Solía entrenar con mi hermano Gouken bajo la enseñanza de
nuestro maestro Gotetsu, que había desarrollado una nueva técnica de pelea
basada en el karate, el judo y el kempo, llamada Shun Goku Satsu; desde un
principio su técnica me pareció impresionante, la fuerza de los movimientos y
el control de la energía hacían que un solo golpe pudiera ser fatal en
las manos correctas, aunque este resultado no sólo es para la víctima,
quien use estas técnicas corre un gran peligro, es por eso que únicamente los mejores
peleadores podrían usarla sin perder la vida en el proceso.

Mi hermano decidió que el camino que nuestro maestro estaba
tomando con sus enseñanzas no era el adecuado, que no debía usarse con la
intención de matar, así que rechazó sus directrices y nos
abandonó para formar su propio dojo. Gouken estaba cometiendo un gran error, el
camino en el que debía usarse la técnica era aquel donde la intención fuera quitar la
vida a un oponente.

Abandonando la
humanidad

Para poder perfeccionar la técnica de mi maestro, me alejé un
tiempo de él para expandir mis conocimientos por cuenta propia; para hacerlo, adopté
los principios de Satsui no Hadō, y abandoné todas las inútiles sensaciones de
compasión por la humanidad. Cuando estuve listo, regresé con el maestro para
demostrarle los avances que había conseguido, después, sólo tuve que quitarle el collar del cuello para ponerlo sobre el mío;
podría parecer extraño para muchos, pero murió con una sonrisa, sabía que estaba convirtiéndome en un maestro de su técnica.

La siguiente persona a quien debía demostrarle el poder que
había adquirido sería mi hermano, que alguna vez había abandonado este
poderoso sendero. Le demostraría el error que había cometido de la mejor forma
posible: arrancándole su último aliento; así que me dirigí a su dojo para
retarlo. La batalla fue brutal, pero eventualmente consiguió
derrotarme, el castigo por ser tan débil no podía ser otro que perder mi vida, así que
le pedí que terminara con mi existencia en ese momento.

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