El fin después del mundo

El origen de las fantasías apocalípticas y distópicas


Una de las imágenes más recurrentes para terminar con el mundo son los choques de asteroides o las explosiones en cadena.
Una de las imágenes más recurrentes para terminar con el mundo son los choques de asteroides o las explosiones en cadena.

Pseudoprofecía maya de 2012

Conforme el año 2012 se acerca, más y más charlatanes predicen una nueva edición del cataclismo mundial, apoyados en superficiales interpretaciones tanto del Apocalipsis bíblico como en la llamada “Profecía maya”. Según el calendario de esta cultura, el tiempo se contabiliza en una fecha que coincide con nuestro calendario en el solsticio de invierno, cuando el sol se aleja más de la Tierra.

Otros intérpretes consideran que hay un error en el conteo, y que el cierre de ese ciclo ocurrirá en el año 2220. Estudiando los grupos de años en que los mayas contabilizaban el tiempo, en realidad descubrimos que este cambio de ciclo corresponde a un periodo significativamente corto: el tiempo total que los mayas esperaban ser un imperio dura aproximadamente 64 millones de años, y tradicionalmente se toma como fecha de inicio el 11 de agosto de 3114 a.C. Saquen las cuentas.

Como en la esfera proteana de Mass Effect, nuestro conocimiento de los mayas se limita a interpretaciones arqueológicas, pero el sentido total de las pirámides y calendarios siempre nos rebasará: por eso son ruinas, lo que quedó de una civilización que no existe más.

Los escenarios postapocalípticos muestran las consecuencias que enfrentan los sobrevivientes de un mundo que llega a su fin, como en Mad Max
Los escenarios postapocalípticos muestran las consecuencias que enfrentan los sobrevivientes de un mundo que llega a su fin, como en Mad Max

Fin de otros mundos

Los planetas colonizados y destruidos en los videojuegos y películas, desde Guía del Viajero Espacial (que recomienda siempre llevar una toalla) hasta Halo, Gears of War, Resistance o el nuevo RAGE, ponen de relieve la importancia de la unión de la raza humana frente a una amenaza letal. Ya se trate de los Covenant, Locust o una catástrofe ecológica, los videojuegos muestran las consecuencias de que los seres humanos continúen luchando unos contra otros en lugar de organizarse frente a lo que atañe a todos.

Incluso en películas como Mad Max o Waterworld podemos ver que, a pesar de las amenazas naturales o bélicas, las personas no se organizan fácilmente frente a la adversidad; en cambio, luchan por obtener mayor control de su pequeño pedazo de planeta destruido... o sumergido.

The Walking Dead es un gran ejemplo de esto mismo: hay episodios (o entregas del cómic) donde vemos uno o dos zombis apenas, pero el conflicto está centrado en que la verdadera amenaza del ser humano es el ser humano mismo, más que cualquier otro ser. El género de desastres naturales en el cine también tiene grandes exponentes de futuros postapocalípticos, como en Deep Impact o Armageddon (otro término bíblico), donde grandes asteroides amenazan con borrar la Tierra de la faz del universo, enfrentando a los testigos con difíciles decisiones morales: ¿cuáles personas son más importantes para que la civilización renazca, qué sacrificios hay que hacer, qué pasa si el fin es realmente inminente?

BioShock retrata un mundo donde la tecnología avanza pero se mantiene un estilo visual de principios del siglo XX. Es una distopía porque muestra un futuro diferente de como fue realmente
BioShock retrata un mundo donde la tecnología avanza pero se mantiene un estilo visual de principios del siglo XX. Es una distopía porque muestra un futuro diferente de como fue realmente

Distopía: el tiempo fuera del tiempo

Otro aspecto de la distopía es el Steampunk. Mundos como el de BioShock Infinite o novelas gráficas como La liga de los caballeros extraordinarios de Alan Moore (gran explorador de los futuros y pasados distópicos en Watchmen y V for Vendetta), retratan lo que hubiera pasado con el avance tecnológico si el diseño se hubiera estancado en la Inglaterra victoriana de fines del siglo XIX. El Steampunk es una estética, pero también es otra manera de retratar un futuro postapocalíptico: el plástico, ese símbolo de la decandencia de Occidente, sinónimo de lo superficial y desechable, cede su lugar en la distopía tecnológica a la fuerza del metal, a algo que está hecho para durar.

Una civilización a partir de plástico puede derretirse, es frágil y caduca, pero el metal remite a un momento de ruptura en nuestra historia reciente: la revolución industrial, con sus máquinas de vapor y enormes edificios de metal y cristal, es considerada en ocasiones como el momento en que el hombre selló su sentencia de muerte. La tecnología avanzó desde entonces a mayor velocidad que en toda la historia, y algunos piensan que tal vez el ser humano nunca estuvo listo para recibir esa velocidad en el avance tecnológico, lo cuál lo condena a destruir el mundo por no saber utilizar dicha tecnología en su favor. El Steampunk es, pues, la fantasía de una mejor relación con los avances tecnológicos cuando ya todo está perdido.

Por otro lado, los futuros distópicos o postapocalípticos encarnan las fantasías colectivas de volver a un Paraíso perdido, de un nuevo comienzo a partir de lo más básico. Para la civilización humana, parece más fácil imaginar la destrucción del mundo como lo conocemos que imaginar una verdadera transformación en la sociedad. Pensando de una manera un poco perversa, parece más sencillo organizar a un pequeño grupo de seres humanos con recursos limitados (fantasía de volver a las cavernas prehistóricas) que aprender a organizar y administrar los recursos naturales, las ciudades y la tecnología para el beneficio colectivo.

La despedida del Exterminador
La despedida del Exterminador

Las palabras finales de Sarah Connor en Terminator 2: Judgement Day parecen excelentes para retratar el sentido de los mundos apocalípticos y la idea del fin del mundo dentro de nuestra cultura: un mundo termina, desde un punto de vista filosófico, cuando deja de tener sentido para los que lo habitan. Pero incluso frente a las mayores amenazas, planetarias e interplanetarias, las películas y los videojuegos nos recuerdan que sólo nos tenemos a nosotros mismos:

“El futuro desconocido viene hacia nosotros. Lo encaro por primera vez con un sentido de esperanza. Porque si una máquina, el Exterminador, aprendió el valor de la vida humana, tal vez nosotros también podamos.”

Comentarios

 
 
  • Mejores

  • Nuevos