Las libertades del crimen

Los desarrolladores nos ponen en el lugar de las mentes más torcidas


Para la sed de sangre expuesta en Manhunt, no se necesitan sofisticadas armas ni historias entrelazadas: el horror puede presentarse en la forma de una sencilla bolsa de plástico
Para la sed de sangre expuesta en Manhunt, no se necesitan sofisticadas armas ni historias entrelazadas: el horror puede presentarse en la forma de una sencilla bolsa de plástico

Manhunt, Cazadores y el homicidio

Si Grand Theft Auto se ha convertido en una marca insignia para los conservadores que buscan chivos expiatorios de los males de la sociedad, Manhunt hace quedar al sandbox como un paseo por el parque en un día de verano. Es uno de los títulos más brutales producto de las mentes de Rockstar: con un sigiloso modo de juego, debemos aproximarnos a otros Cazadores para asesinarlos a sangre fría utilizando un amplio repertorio de herramientas.

El fuerte contenido gráfico y las escenas (o episodios en Manhunt 2) tan poderosas han hecho que Manhunt reciba oleadas de demandas y peticiones de prohibición. Lo que Rockstar consigue es estirar nuevamente la liga de los valores para entregar un videojuego sumamente violento, y culposamente divertido.

¿En qué estaban pensando?

Rockstar parece armar sus juegos como colocando elementos dentro de una caja y viendo qué pasa: en Manhunt únicamente nos dan una premisa brutal y un sinfín de utensilios, como bolsas de plástico, bates, vigas de hierro, sierras eléctricas y muchos otros objetos. El desarrollador se propone llevarnos a explorar formas creativas del homicidio considerado como un arte: sadismo puro.

No importa si decides capturar a los criminales o hacer justicia por ti mismo, de todas formas participas en la corrupción de las autoridades del Viejo Oeste. Una vez forajido, siempre forajido
No importa si decides capturar a los criminales o hacer justicia por ti mismo, de todas formas participas en la corrupción de las autoridades del Viejo Oeste. Una vez forajido, siempre forajido

Red Dead Redemption, John Marston y la corrupción

Ubicado en el Viejo Oeste, Red Dead Redemption nos pone en los zapatos (o en las botas, sería lo más apropiado) de un delincuente reformado que debe capturar por cualquier medio a una banda de forajidos. Aquí la moral está aparte y debes crear tu propio código de ética.

[p]Si decides llevarlos vivos, por ejemplo, recibes "honor positivo", lo cual provocará que la gente de los pueblos te trate con respeto y te felicite; si por otro lado, decides hacer justicia por tu propia mano, la gente y otros oficiales de la ley te mirarán con desconfianza y tendrás que cargar con las consecuencias de tus actos.

¿En qué estaban pensando?

El sistema de juego que Rockstar explora en Red Dead Redemption se distancia de otros acercamientos criminales del estilo Grand Theft Auto. Como sucede con otros policías en los videojuegos, la ley en el Viejo Oeste está más podrida que las habichuelas de hace un mes: aunque conduzcas a Marston con cierta ética o te entregues a las formas más creativas y sádicas de hacer justicia (lanzar a tus excompañeros por un acantilado, prenderles fuego, dejarlos al acecho de las bestias salvajes), la corrupción es el elemento del que Rockstar no nos permite escapar.

Lo mismo que con otros personajes y juegos, este desarrollador explora a través de John Marston, la delgada línea entre el crimen y la supervivencia del más apto y su unión inherente, en ocasiones.

¿Crimen y castigo?

Aunque el crimen en los juegos sea redimido o justificado por alguna trama moral, lo cierto es que los actos brutales o simplemente criminales son llevados a cabo en su momento con total impunidad. Si los videojuegos son el reino de las experiencias posibles, a través de los agresores tenemos la libertad de explorar las facetas más sórdidas de los actos humanos sin sufrir el peso de la justicia ni las devastadoras consecuencias sociales del homicidio, el narcotráfico o el robo. Hasta ahora, nadie ha ido a prisión por los "crímenes" cometidos así, entre comillas, en los mundos virtuales.

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