Ayer, mientras echaba un vistazo a Twitter, llamó mi atención un video de Infinity Ward; después de todo, cualquier cosa relacionada con Call of Duty: Infinite Warfare es relevante hoy, aunque por las razones equivocadas. Para mi sorpresa, este video tenía más que ver con la gente que trabaja en el estudio que con el hoy infame shooter cuyo primer trailer se ha convertido en objeto de odio desde su anuncio, hace algunos días, y más luego de la revelación de Battlefield 1.
Ver los primeros 5 minutos de este clip me dio una perspectiva fresca sobre el escándalo que hoy protagoniza el juego de Activision, pues es casi un hecho que el rechazo de Infinite Warfare tiene sus orígenes en algo más que el concepto de ciencia ficción, mientras que la glorificación de Battlefield 1 obedece a algo más que la Primera Guerra Mundial.
Soy fan de ambas series —fui a la presentación de Battlefield 1 en San Francisco y salí tan satisfecho como cualquiera—, pero si algo me ha enseñado el tiempo en este medio es que resulta más aconsejable mantener una postura mesurada ante fenómenos como el antes descrito que dejarse llevar, y es que Internet puede parecer un universo infinitamente diverso de opiniones distintas... impredecible y en ocasiones incomprensible. Pero cuando pasan cosas así —y no me refiero solamente a lapidaciones de videojuegos, sino también a las de figuras públicas—, la red se convierte en la representación informática de un adolescente impulsivo, que siente emoción momentánea de sumarse a lo relevante, sin importar la forma que eso adopte. Hoy, "lo relevante" es destruir a Call of Duty, ¿pero ese odio es genuino y fatal?
Ver el detrás de cámaras de Infinite Warfare me hizo recordar el detalle que quizá muchos pasan por alto a la hora de reprobar un trailer: hay gente real detrás del juego, y lejos de abanderar una postura sentimental, lo que quiero decir es que esa gente genuinamente está tratando de resolver un problema súper complejo: el éxito de una franquicia anual con un repertorio finito de variables y un desgaste continuo. Así es, "el éxito" puede ser un problema y en el caso de Call of Duty es un problema, cuando menos desde el ángulo comercial. Es una conclusión impopular, lo sé, pero debatir los alcances de la franquicia es como querer tapar el Sol con un dedo.
Para poner las cosas más claras, salgamos un instante del ámbito de los videojuegos y viajemos al de los equipos deportivos, por ejemplo —quiero pensar que entre las oleadas de literatos de pipa y guante que juegan también hay algunos que gustan de entretenimientos más terrenales como los deportes—. No es ninguna casualidad que las escuadras de mayor tradición, las que tienen las vitrinas más llenas o la plantilla más brillante sean también aquellas a las que la gente más odia. A lo que voy es que hay problemas de fondo con Call of Duty pero la ciencia ficción como tal no es el más grave, quizá ni siquiera sea el endemoniado régimen anual de la serie (aunque algo tiene que ver), el primer problema es que se trata de Call of Duty, así de simple. Es innegable que existen prácticas poco aconsejables dentro de Activision, siendo la de sacar un juego al año una de ellas, pero todo eso es parte de la enfermedad, no el origen en sí mismo. Si lo fuera, entonces Call of Duty hubiera dejado de ser rentable desde la década pasada y es que la saga es anual casi desde el comienzo, aunque parezca mucho menos.
El primer problema es que se trata de Call of Duty
Call of Duty se ha vuelto el [inserte club odioso aquí] de los videojuegos y lo que está pasando con el trailer es una manifestación del enorme rechazo que años de saturación ha generado; años de batir récords de venta y ser el nombre que domina los encabezados en los medios que se dedican al entretenimiento electrónico. Era natural. Como decía Harvey Dent: "O mueres como héroe o vives lo suficiente para convertirte en el villano." Supongo que a Call of Duty le pasó lo segundo. La gente lo amó; se volvió gigantesco y la gente se cansó. Todo termina por cansar si no eres suficientemente cuidadoso y Activision no lo ha sido. Sólo hizo falta una sutil sacudida... un ligero empujón para liberar la avalancha de odio acumulada que existía desde los días de Modern Warfare pero que se mantenía contenida ante la superioridad numérica de los simpatizantes, muchos de quienes hoy han crecido y tal vez ya no tienen la misma mentalidad, no comparten los mismos gustos o quizá ni siquiera juegan. Entonces, el primer asunto es que Call of Duty está en una posición vulnerable sin importar lo que sea. Pero esto me lleva a otra reflexión: la del cambio generacional.
Ok, tú odiaste el trailer, ¿pero estamos seguros de que el trailer era para ti y para mí? Cuando cotejas el primer Call of Duty con Call of Duty: Infinite Warfare parece que alguien perdió la cabeza dentro de Activision, sin embargo, el salto no fue súbito y si eres lo suficientemente veterano como para recordar los días de botas enlodadas y rifles M1, entonces hay que contemplar la posibilidad muy real de que la compañía ya no te esté vendiendo la serie a ti. Piensa que de entonces a ahora, han pasado 10 años y asumir que Activision no proyecta eso es engañarse. Detrás de algo como Call of Duty hay un ejército de analistas pensando en tiempos desfasados, es decir, en la estrategia de aquí a los próximos 3 años; no por nada hay el mismo número de estudios trabajando en la saga. En pocas palabras, hoy hay jugadores de Call of Duty que tenían 5 años cuando tú, yo y nuestros amigos estaban tratando de destruir las fortificaciones nazis en el corazón de Europa. Han pasado 2 o 3 generaciones desde entonces y aunque Call of Duty ciertamente conserva varios de sus pilares ideológicos, la guerra clásica e incluso la moderna, hace tiempo que dejaron de ser indispensables y la serie siguió funcionando. A la luz de Battlefield 1, algunos dirán que la guerra clásica era la respuesta lógica. Sí, es fácil decirlo cuando ya se hizo el anuncio, pero de haber estado en los zapatos de los ejecutivos de EA o Activision, nos hubiéramos atrevido a plantear una regresión temporal con esas características o algo como el espacio, y es que Battlefield 1 no ganó los corazones solamente por llevar la serie a 1914, y ahí viene el otro detalle: la calidad.
Que Call of Duty sea tan popular definitivamente lo coloca en una posición difícil pero tampoco es posible ignorar las omisiones de quienes la producen. Para mi gusto, el ciclo anual per se, no es un problema porque detrás de cada Call of Duty hoy hay 3 años de desarrollo. Haz cuentas, si Battlefield 1 debutará en octubre de este año y Battlefield 4 debutó en 2013, los ciclos de producción no son abismalmente diferentes. El asunto —y ése sí es achacable a la gente que toma las decisiones— es de calidad y de conceptos. Battlefield 1 atropelló a Call of Duty: Infinite Warfare porque paradójicamente, Infinite Warfare se sigue viendo viejo, pese a tratarse de la primera entrega de ciencia ficción dura en la serie y pese a ser la cuarta de la generación en curso. En su afán por mantener su frenético ritmo, Activision y sus estudios han sacrificado calidad visual, lo que combinado con su itinerario imparable, condujo a avejentamiento y escasez de ideas.
Pero ese "atropello" es relativo y ahí viene un tema peculiar porque Call of Duty: Ghosts también palidecía ante el aspecto de Battlefield 4 y, sin embargo, fue un éxito comercial. Si de lapidaciones se trata, la de Infinite Warfare definitivamente ocupa un lugar especial, pero no es la primera vez que la saga sufre en los meses previos a su entrega anual, sólo para debutar con números apabullantes. Vuelvo al caso de Call of Duty: Ghosts, que recuerdo como una de las iteraciones menos llamativas en épocas recientes y que también pasó a la historia como desangelada debido a su tono gris y escaso ingenio —cómo olvidar al perro—, y no obstante se ubicó en el ámbito de las 27 millones de unidades para una recaudación total por encima de $1,000 MDD. Call of Duty: Advanced Warfare, que personalmente encontré refrescante pero más de uno reprobó por alejar el combate del suelo, cayó un poco, pero siguió en el vecindario de las 20 millones de unidades.
No es la primera vez que la saga sufre en los meses previos a su entrega anual
"El trailer revelación para Black Ops II, que llevó la franquicia al futuro por primera vez, tuvo más dislikes que ningún otro trailer revelación que hubiéramos hecho hasta ese momento. Y ése, por supuesto, se convirtió en nuestro lanzamiento más exitosos jamás.", declaró Eric Hirshberg, director de Activision Publishing, esta semana y por más de que sé que detrás yace un esfuerzo mercadológico real por minimizar la importancia del rechazo hacia Infinite Warfare, debo reconocer que ese argumento es correcto... los números lo avalan y, por si no bastara, las preórdenes marchan sólidas como siempre.
El punto es el siguiente: en apariencia, todo mundo odia Call of Duty; es verdad que ha habido un declive comercial en la serie; que la calidad se ha descuidado y que el ciclo anual ha conducido a un agotamiento conceptual natural... en otras palabras, hacer algo nuevo y "seguro" debe resultar cada vez más complicado para los estudios, pero cuando llega la hora de hablar con la billetera, de la nada aparecen los simpatizantes de la serie, que no son pocos, y la vuelven a convertir en mina de oro. ¿Por qué? Porque el rechazo que vemos hoy corresponde a una fracción muy vocal de consumidores quienes tienen razón en señalar las carencias, pero que no representan a las masas cautivas que han adoptado a Call of Duty como una tradición. ¿Suena familiar? Seguro. Pasa también con FIFA. Y luego está, por supuesto, la astucia de atar un remaster importante como el de Call of Duty 4: Modern Warfare a Infinite Warfare, movimiento que tampoco es accidental.
Cuando llega la hora de hablar con la billetera, de la nada aparecen los simpatizantes de la serie
Para cerrar y antes de que se me olvide, está el pequeño detalle de... ya saben... jugar Call of Duty: Infinite Warfare y Battlefield 1, que ruego a Zeus sea tan bueno como se ve. Si algo comparte Infinite Warfare con Modern Warfare es que hubo rechazo en algún punto de su concepción. Lo de hoy me recuerda la anécdota de cómo los ejecutivos de Activision estaban aterrados cuando Infinity Ward propuso, en su momento, llevar Call of Duty a la modernidad y lejos de la Segunda Guerra Mundial. ¿Pasará lo mismo con Infinite Warfare? ¿Estaremos adoptando el rol de esos ejecutivos hoy? Resulta muy difícil saberlo en este preciso instante, pero lo que sí sé es que la serie tenía que apostar por algo arriesgado, así viniera con la amenaza del rechazo... honestamente lo prefiero a que hubiera sido Black Ops IV o Advanced Warfare II. Hoy, a 6 meses del estreno de ambos, parece que DICE acertó e Infinity Ward fracasó miserablemente pero, antes de subirme al tren de cualquiera o ponerle epitafio a Call of Duty porque todo mundo lo está haciendo, me gustaría jugarlos y espero con todas las ganas del mundo que ambos sean buenos porque representan lecturas diferentes pero igual de divertidas del FPS que es uno de mis géneros favoritos. ¿Call of Duty morirá? Probablemente, pero dudo que sea con Infinite Warfare. ¿Que si quiero que ocurra? La verdad no y dudo que muchos de quienes dieron dislike al trailer realmente deseen eso. Hay que ser pacientes con el cambio y entender que movimientos agresivos como éste son la respuesta a lo que colectivamente hemos manifestado con la billetera por más de que después queramos demostrar lo contrario. Ahora bien, lo peor que puede hacer Activision es minimizar esto. Ojalá sirva para cambiar hábitos que, aunque quizá no lo logren ahora, terminarán por matar a la franquicia.
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