La música es una constante en nuestra vida. Puede gustarnos o no, pero es una expresión artística que permite expresar de forma única un sinfín de ideas y emociones que se alojan en la mente de quien la escucha, asociándose de manera permanente a sus recuerdos. Se trata de un ingrediente recurrente en la mayoría de las formas de entretenimiento que van desde la televisión hasta el teatro y la ópera.
Los videojuegos no son la excepción. Al ser una industria que iguala e incluso supera (desde el punto de vista comercial) al llamado séptimo arte, resulta lógico que el audio sea un aspecto que los desarrolladores tienen en alta estima, ya que en muchas ocasiones funciona como el condimento perfecto para disfrutar de todos aquellos momentos decisivos, melancólicos o de reflexión que nos ofrecen algunos títulos.
Los primeros videojuegos utilizaban simples destellos de luz y pitidos que nos obligaban a usar intensamente nuestra imaginación mientras movíamos un pequeño cuadro dentro de un castillo, lanzábamos una bola de boliche poligonal o escalábamos andamios para rescatar a nuestra doncella en peligro. Tal austeridad en ese entonces incipiente entretenimiento electrónico se debía a las limitantes tecnológicas de la época, además de que para los jugadores era mucho más importante comerse la última píldora en Pac-Man o eliminar aliens en Space Invaders que endulzarse los oídos con alguna melodía. Eran efectos de sonido repetitivos e irritantes que, en el mejor de los casos, eran coronados con alguna tonada breve que anunciaba que habíamos terminado un nivel o completado algún objetivo.
Posteriormente, este elemento artístico dejó de ser un agregado para convertirse en una necesidad. Ahora es un personaje más en la historia, es ese momento de tensión al estar peleando con Bowser en Super Mario 64, la satisfacción de subir de nivel en Final Fantasy o la impresión de explorar por primera vez las profundidades de Coral Capers en Donkey Kong Country.
Con el paso del tiempo la hechura de cada título ha ido sofisticándose, dando lugar a experiencias que no sólo se enfocan en la forma de interactuar con los escenarios a través de los personajes o en una mejor calidad gráfica, sino también en introducirse en el subconsciente colectivo a través de los oídos. ¿Me vas a decir que nunca has tarareado el tema principal de Super Mario Bros.?
Resulta complicado evocar ciertos momentos en nuestro andar gamer sin pensar en el apartado auditivo. Si bien es cierto que existen algunos en los que el mute es casi casi indispensable (especialmente los de los tiempos del Atari), existen otros tantos en los que cada nota se conjuga de manera perfecta con lo que ocurre en la pantalla. La experiencia de The Last of Us no sería la misma sin la composición de Gustavo Santaolalla. De igual manera, la primera vez que montas a Epona o comienzas a caminar por el Hyrule Field en Ocarina of Time son situaciones íntimamente relacionadas con las creaciones de Koji Kondo.
"Cada nota se conjuga de manera perfecta con lo que ocurre en la pantalla"
Recuerdo como si hubiera sido ayer la primera ocasión en la que terminé Super Mario Bros. 3. El escuchar esa icónica fanfarria seguida por la guapachosa melodía de los créditos me dejó marcado para siempre. Ahora me doy cuenta de que la música es una herramienta con la que se puede generar una conexión única con el jugador, aunque siempre debe haber un balance en los diferentes apartados de cada obra. ¿Recuerdas la serie Wizards and Warriors para NES? Si no has escuchado el soundtrack, lo recomiendo ampliamente; sin embargo, las mecánicas de juego de estos títulos, aunque son clásicos, dejan mucho que desear. Caminar, saltar, alcanzar ciertos lugares e incluso entrar en batalla con los enemigos resulta tedioso y se siente rígido y sin fluidez. Cabe destacar que el compositor en esta trilogía es David Wise, quien posteriormente musicalizaría Donkey Kong Country. Sus trabajos más recientes incluyen Snake Pass y Yooka Laylee. Échale un ojo (o un oído) a lo que ha hecho, ya que es de muchísima calidad.
Otro caso que me llama la atención es el de Sunsoft. Desarrollaron clásicos como Batman, Gremlins 2: The New Batch y Blaster Master, pero más allá de la calidad gráfica o lo envolventes y fluidas que son sus formas de juego, se destacan especialmente en el apartado musical. Son obras maestras que, si no has escuchado, no sé qué has estado haciendo todo este tiempo. Te recomiendo también que pruebes una aplicación que se llama SnesMusic, en la que se pueden descargar los archivos originales de audio de muchos títulos de antaño y de otros no tan añejos. Además, puedes agregar portadas y crear listas de reproducción con tus tonadas favoritas.
De esta forma, conforme la tecnología nos va proporcionando nuevas maneras de disfrutar nuestra pasión, se abren panoramas en los que incluso puedes elegir lo que escuchas. Ya contamos con dispositivos donde la experiencia puede ir más allá de lo que el propio desarrollador ofrece, dando lugar a la creación de un entorno personalizado con el que cada sesión de juego se convierte en algo único. Pienso, por ejemplo, en la opción de cargar una lista personalizada en tu consola y tenerla de fondo. Es una razón más para dar a este rubro el valor que merece.
"Es una razón más para darle a este rubro el valor que merece."
Su trascendencia ha llegado a tal grado que el tema de Civilization IV, Baba Yetu, pasó a la historia por ser el primero en ser nominado y haber ganado un premio Grammy. También se han creado eventos dedicados a reconocer el talento para generar contenido auditivo en los videojuegos, como The Game Awards, así como otros en los que alguna vez tuvo cabida, como los premios MTV. Por otro lado, hemos podido disfrutar de conciertos orquestales con la música de títulos específicos, tales como The Legend of Zelda o Final Fantasy, además de eventos completamente dedicados, como Video Games Live o Game Music Festival. Con esto podemos darnos cuenta de que el alcance de los videojuegos ya no se circunscribe al acto de jugar como tal, sino que tiene eco en ámbitos que antes parecían inalcanzables.
Al ver el exponencial crecimiento que ha tenido y sigue teniendo la industria, resulta curioso que no tengamos mayor acceso a este tipo de contenido. Ya se han hecho algunos esfuerzos, como el reciente lanzamiento por parte de Capcom de varios de sus más representativos soundtracks en Spotify. Allí podemos escuchar nuestros temas favoritos de Mega Man o Street Fighter. Si quieres echarle un ojo, sigue este enlace. Cabe destacar que estamos hablando de un estudio japonés, país en el que el consumo de estas obras es mucho más común que de este lado del mundo, aunque también habría que decir que muchos gamers occidentales estaríamos más que felices de recibir más material de este tipo en nuestra región sin vernos en la necesidad de importarlo (aunque muchas veces sea más barato hacerlo así).
Al desarrollar un videojuego, son muchos los elementos que deben considerarse para que el resultado final sea satisfactorio. Es un verdadero placer encontrarse con producciones que logran añadir la cantidad ideal de cada ingrediente para regalarnos verdaderos festines tanto visuales como auditivos que se convierten en vivencias que perduran y a las que siempre es agradable regresar.
Te dejo una lista de reproducción que armé para que, si quieres, te deleites con algunos de los temas que mencioné.
¿Crees que la música en los videojuegos es importante? ¿Cuáles son tus soundtracks favoritos? Cuéntanos.
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