La historia detrás de Ghost of Tsushima

Con japón feudal como contexto, te presentamos los hechos y acontecimientos que inspiran la próxima aventura de Sucker Punch Productions


Transcripción:

Con Japón feudal y combate samurái como contexto, Ghost of Tsushima cautivó a más de una legión de jugadores e, irremediablemente, se convirtió en uno de los juegos más esperados del cierre de ciclo de vida del PlayStation 4. Vimos por primera vez esta entrega de Sucker Punch Production en la conferencia de PlayStation en E3 2018 y desde entonces permanece en nuestro radar como una de las imperdibles del año.

Después de un breve retraso, Ghost of Tsushima llegará el próximo 17 de julio para contar la historia de Jin Sakai, uno de los últimos guerreros samurái sobrevivientes de su clan, después de las invasiones mongolas. Su misión es proteger a su pueblo y recuperar su hogar. Ghost of Tsushima destaca con una combinación excepcional: impresionante estética, mundo abierto, combate samurái y música tradicional de Japón, pero también sobresale su historia, ya que retrata un capítulo crucial del Japón feudal: las invasiones mongolas.

Los eventos históricos en los que se basa el juego probablemente son los más famosos del desarrollo del país del Sol naciente debido a su repercusión en la región asiática, pues lograron detener la expansión del imperio mongol. Estos sucesos sólo pueden compararse con el fin de la Segunda Guerra Mundial debido a su importancia cultural, social y económica.

Comencemos diciendo que Tsushima ‒también llamado Tsushima no Kuni‒ es un archipiélago (otro además del propio gran archipiélago japonés) que se ubica en el estrecho del mismo nombre, entre el canal oriental del estrecho de Corea y Japón, y el continente asiático. En la actualidad pertenece a la prefectura de Nagasaki. Dicha ubicación volvió muy atractiva a Tsushima para el gran imperio mongol ‒que fue el segundo más extenso de la historia‒, que fue fundado en 1206 por el gran guerrero y conquistador Gengis Khan. Este personaje unificó a las tribus nómadas mongolas y su liderazgo logró conquistar un vasto territorio que alcanzó su cúspide al abarcar desde la península de Corea hasta el río Danubio en Europa.

Habiendo arrasado naciones enteras en su campaña para dominar Oriente, el imperio mongol sabía que Tsushima era el único obstáculo que se interponía para avanzar a Japón y así consolidar su poder en Asia. Para el momento de la invasión, el líder mongol no era Gengis Khan, sino su nieto Kublai Khan, último gran khan (palabra que da estatus de emperador o gran señor). Dentro de la ficción de Ghost of Tsushima se llama Khotun Khan. Como emperador de China, Kublai Khan se había encaprichado con la conquista de Japón y envió emisarios para ofrecer dos opciones: someterse al gran khan de manera pacífica o esperar una invasión. Además de la conquista del territorio, Kublai tenía en mente las grandes minas de oro de la zona para añadirlas a su ya vasta riqueza.

Las fuerzas armadas mongolas no estaban habituadas a las grandes travesías marítimas, y ese fue el primer obstáculo que enfrentaron cuando zarparon desde la península Coreana en dirección a Tsushima. Las grandes batallas donde los mongoles habían salido victoriosos eran producto de las inmensas nubes de flechas con las que diezmaban las fuerzas contrarias y su habilidad ‒famosa mundialmente‒ de lucha a caballo. Sin embargo, ahora enfrentaban a un enemigo que sabía que pretendían invadirlo. Tuvieron que pasar 6 años desde el “aviso de invasión” hasta que el ejército mongol consiguió la flota necesaria para su propósito y en octubre de 1274 los barcos llegaron a Tsushima.

La batalla de Tsushima

Jin Sakai
Jin Sakai

El 5 de octubre de 1274 descendieron en una pequeña isla de 700 km² un total de 15,000 soldados entre mongoles y chinos, 8,000 soldados coreanos, que viajaron en 300 barcos y más 500 embarcaciones pequeñas. La defensa corrió a cargo de una fuerza de caballería de apenas 80 hombres, liderada por el gobernador de la isla. El resultado: una carnicería.

Seguramente estos hechos fueron los que inspiraron el épico trailer del juego, donde vemos a Khotun Khan preguntar a Jin Sakai (el Fantasma de Tsushima) si acepta la rendición. La aplastante victoria mongola llevó la invasión hacia otras regiones y la elevó a un nuevo nivel que fue conocida como la Primera Guerra Moderna, debido al uso de armas tecnológicamente superiores a las japonesas. Entre el arsenal había arcos de gran alcance, flechas envenenadas, incendiarias e incluso explosivas, ballestas enormes y las primeras granadas de las que se tiene registro.

Golpe de suerte

Para fortuna de los japoneses, el clima jugó un papel determinante a su favor. Un tifón destruyó más de 200 barcos mongoles y los que habían naufragado en la playa fueron tomados por los samurái que se acercaron lo suficiente para acabar con un gran número de mongoles que no habían desembarcado. El resultado fue la retirada de esa primera invasión.

Este hecho es muy importante para los bushi o guerreros japoneses, que en aquellos días utilizaban la tachi o espada larga de unos 78 cm de longitud, muy eficaz en el combate a caballo. Sin embargo, esta herramienta de guerra resultaba poco práctica para los encuentros cuerpo a cuerpo, y más aún para cortar o atravesar las durísimas armaduras mongolas hechas en cuero bovino.

Los bushi aprovecharon esas lecciones para comenzar a utilizar la katana, una espada más corta y efectiva para el combate cuerpo a cuerpo. Así comenzó la proliferación de la katana como arma predilecta del samurái.

El kamikaze

Amaterasu
Amaterasu

Kublai Khan no se quedaría con los brazos cruzados, así que comenzó a planear una segunda invasión que ocurrió 7 años después. Un inmenso ejército de 40,000 tropas chinas y 900 barcos intentaron atravesar la fortificación costera nipona el 15 de agosto de 1281. Los japoneses, sin dejar de pelear, pero viendo que eran superados inmensamente, pidieron ayuda a los dioses. Rogaron a Amaterasu, deidad del sol, que el enemigo no destruyera su país, y es entonces cuando se crea el término kamikaze o “viento divino”, que los traductores estadounidenses durante la Segunda Guerra mundial llamaron de manera errónea “dios del viento”, como referencia a aquellos pilotos que deliberadamente decidían morir y, como último recurso, estrellaban su avión en los blancos enemigos.

El “viento divino” en Tsushima fue un tifón aún más fuerte que el de la batalla anterior. Éste azotó las costas japonesas durante dos días y barrió con más de 80% de las tropas mongolas.

Se dice que tras la destrucción provocada por el kamikaze una persona podía caminar por la playa de Tsushima y pisar únicamente cadáveres y restos de los barcos. Así fue como Kublai Khan decidió no volver a invadir un país que estaba protegido por los dioses.

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