En la cuerda floja (entre la ficción y la realidad).

SPOILERS

No es mi intención comparar un documental con una dramatización, porque sé que hay un universo de diferencia. Pero no puedo evitar pensar en algo muy curioso: El acontecimiento (simple, prosaico, mostrado a través de borrosas fotografías a blanco y negro) de un hombre caminando a través de la cuerda floja tendida sobre las Torres Gemelas resulta mucho más significativo que el acontecimiento (ensalzado con toneladas de cgi, audaces movimientos de cámara, y un 3D competente) del actor Jospeh Gordon Levitt caminando en una cuerda floja que a todas luces está a unos cuantos metros del suelo, con una gran pantalla verde de fondo. Lo segundo es mucho más visceral, desde luego, pero no te impacta a un nivel profundo, como lo primero.

Robert Zemeckis dirige y escribe este largometraje inspirado en la hazaña de Philippe Petit, que ya había sido contada detalladamente en el documental ganador del oscar "Man on wire". Como muchos, el que haya ganado este premio hizo que viera el documental, y (también, como muchos) me sentí cautivado por la fuerza de este francés apasionado; el tipo de persona cuya fuerza puedes sentir incluso a través de la pantalla de tu televisión, palpable a través de sus palabras y gestos. De esas personas que cuando las ves piensas que son una fuerza de la naturaleza. El documental despierta en ti admiración por este ser, que nunca se dio por vencido y cumplió su loco sueño.

Así como Philippe es el principal pilar sobre el que se erige el documental, el peso de En la cuerda floja cae sobre los hombre de Gordon-Levitt, y depende de su interpretación que creamos o que simpaticemos con este personaje. He de decir que su actuación es sobresaliente: se nota a leguas que estudió durante meses el lenguaje corporal de Pettit y su forma de hablar. En cuanto a su caracterización, sus ojos azules se ven más falsos que el cgi de esta película, y eso es mucho decir. Sus diálogos y sus actos lo caricaturizan al instante: parece más la visión gringa sobre los franceses que un personaje real.

Algo que definitivamente está mal sobre este Philippe es que nos esté narrando la película entera desde su posición en la antorcha de la estatua de la libertad, y esto por al menos dos razones:

1.- No es posible mantener el suspenso sobre si sobrevivirá o no a su hazaña si cada 5 minutos se nos muestra hablándonos sobre ella. Esta película esta dirigida para quienes no saben lo que pasó ese día, por lo que sería lógico mantener en duda a la audiencia sobre si vivirá para contarla. ¡Incluso parece que quieren sembrar la idea de que tal vez no lo haga! Su maestro en funambulismo le advierte sobre los últimos tres pasos, que son los más peligrosos de todos, y cuando lo hace, de inmediato sabes que algo así pasará: al final de su acto, temblará durante sus últimos tres pasos, y será supuestamente una escena llena de tensión. ¿Cómo van a sentir tensión si se de antemano saben que él sobrevivirá?

2.- Incluso cuando a pesar de esto se llega a construir suspenso o tensión, el que este tipo abra la bocaza es justo lo que se necesita para arruinar el momento. Lo peor es que sus pinches comentarios son redundantes en muchos casos, pues te están narrando algo que ya estás viendo con tus propios pinches ojos en ese mismo momento. ¿Cuál es el propósito? ¿Homenajear al libro en el que está basada la película? Pero ya están adaptándolo a un medio audiovisual, en donde no es necesaria la narración en primera persona, si acaso sólo para enfatizar o poetizar algo, pero no decirnos lo que está pasando si ya estamos viendo lo que está pasando. Aburrido, innecesario y anticlimático.

El guión no es del todo malo, sin embargo. Varios diálogos y situaciones parecen tener esa misma cualidad ingeniosa que los guiones de películas ochenteras y noventeras en los que se involucró el director. Mi favorita personal es esa que incluyó al "visitante misterioso". Esa escena no aporta nada a la trama, pero es buena, efectiva y simple, e incluso un poco tensa.

Ahora toca hablar de la música, y con ella, de otro problema de la cinta. Como se imaginarán, la música es compuesta por Alan Silvestri, quien recicla un poco de lo que ya había hecho antes (es a veces parecida a la de Forrest Gump, y, al menos en una escena, a Volver al Futuro). Es buena, pero se siente muy exagerada, como si fuera una película para niños (cuando los policías suben a la Torre por Philippe, la música cambia a notas graves, como cuando se presagia peligro en un cinta infantil). Da la sensación de que Zemeckis se dirige a la audiencia como si ésta padeciera de sus facultades mentales, como si no pudiéramos comprender una escena sin que una orquesta grandilocuente y una voz en off tautológica nos lo explique todo.

No es secreto para nadie que el 80% del metraje es puro pinche build up, pura anticipación para el gran momento. Es una táctica peligrosa, pues si ese momento no está a la altura de las expectativas, la película se verá como un gran y horrible fraude. ¿Qué podemos decir de este clímax? El objetivo primordial es hacer sentir un gran vértigo y miedo a las alturas, ¡y vaya que lo logra! Como decía antes, y a pesar del pésimo cgi (esa jodida gaviota, que se joda esa maldita gaviota), del hecho de que es evidente de que se trata del actor en un cuarto pintado de verde, y a pesar de que el efecto 3D hace que el actor se vea bidimensional (qué parajoda), es inevitable sentir que el corazón se te sale durante esas escenas. ¿El problema? El recorrido se repite demasiadas veces, y al final, es demasiado repetitivo para que siga causando emoción. Después de eso, se apresura el final, y la toma final: las torres gemelas, como si ellas fueran el gran centro de atención de todo el asunto, como si fueran lo más importante.

Al final, verás que es un filme equivalente a una Big Mac: Accesible para todos, hecha con ingredientes artificiales, de sabor intenso, pero poco nutritiva. Me molesta un poco que el acto de Philippe Petit se haya convertido en sólo esto, pero la recomendaría si se ve con el medidor de cinismo bajo. La que sí recomendaría, y mucho, sería el documental Man on Wire. En verdad es bueno.

Nota sobre el doblaje: Irwin Dayaán hace un trabajo impresionante como el personaje principal, su actuación es simplemente inmejorable en todos los aspectos. Por desgracia, no puede decirse lo mismo del trabajo de traducción y adaptación. Hay al menos un grave error, al traducir "let you down" como "dejarte abajo" (WTF), y en la adaptación usan palabras como "neta", "frikearse"... de pésimo gusto. Los demás son la bola de actores de doblaje cuyas voces te han aburrido hasta el hartazgo por ya haberlas escuchado mil veces: Leyla Rangel, el choteado Pepe Toño Macías, Mario Castañeda... todos haciendo un buen trabajo, pero la dramatización es tan exagerada que parece que están doblando una película de Pixar. Otro error es que pronuncian el nombre del protagonista como Phillip, en lugar de Philippe.