La corte del condado de Shelbyville, Tennessee, encontró al joven de 19 años, Andrew Keith Johnston, culpable por el homicidio en segundo grado de su hijo, William Johnston, con apenas un mes de edad. El crimen tuvo lugar en octubre del año pasado.
[p]Como cualquier otro bebé, William empezó a llorar, lo que irritó a Johnston, quien se encontraba jugando en la habitación contigua. Los detalles exactos no han sido revelados, pero todo indica que la molestia del padre llegó al grado en el que tomó a su hijo y lo agitó hasta ocasionarle una hemorragia cerebral.
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Andrew Keith Johnston se declaró culpable, lo que aunado al informe del forense, donde quedó expuesto que el bebé murió por trauma no accidental, se tradujo en una sentencia de 27 años tras las rejas.
Tristemente, no es la primera vez que pasa algo similar este año. Hace dos meses, el adolescente, Crystian Rivera, mató a su pequeña hermana en condiciones similares. Y, aunque afortunadamente no se trató de un homicidio, hace un mes, Mark Bradford estranguló a un chico que lo había estado molestando en Call of Duty: Black Ops.
Está de más recordar que los videojuegos no tienen la culpa por estas conductas atípicas, pero quizá habría que considerar la posibilidad de incluir una advertencia sobre su uso en caso de padecer problemas de control de ira o psiquiátricos preexistentes.
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