Luego de que fuentes revelaran que el asesino de Sandy Hook, Adam Lanza, supuestamente planeó y ejecutó una de las peores masacres en la historia de Estados Unidos empleando lógica de videojuegos, varios políticos levantaron la voz para exigir estudios que analicen la relación entre los juegos violentos y fenómenos como éste.
Al parecer, Lanza llevaba una tabla con 500 nombres como parte de una investigación sobre asesinatos en masa. En la lista figuraban los nombres y la cantidad de bajas que cada asesino había acumulado, así como detalles muy precisos sobre el modelo de arma empleado. Varios reportes sugirieron que planeó la operación y la ejecutó basado en tácticas que había aprendido en los videojuegos. También hay reportes de que Lanza pensaba en su tabla de datos como si fuera una tabla de marcadores, similar a la de un videojuego.
Jay Rockefeller, senador de West Virginia, ha sido durante mucho tiempo un acérrimo enemigo de la violencia en los medios y el entretenimiento. Hace poco declaró: "En el mundo de hoy, en el que los niños pueden acceder al contenido a través de una variedad de servicios a menudo sin supervisión de los padres, es poco realista asumir que unos padres sobrecargados de trabajo y estresados pueden prevenir que sus hijos miren contenido inapropiado. La única solución real para la industria del entretenimiento es reducir los niveles obscenos de violencia que a menudo muestran los productos que venden."
Barack Obama, presidente de Estados Unidos, anunció a mediados de enero, que recomendó destinar $10 millones de dólares para realizar un estudio sobre la relación entre los videojuegos y la violencia. El debate, por otro lado, no es nuevo. En tiempos pasados se ha hablado de la posible influencia de medios como la música y las películas en la conducta de asesinos seriales y en masa.
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