[p]De algunos años a fechas recientes se ha dado cierta controversia acerca de la condición decadente de la industria del videojuego en Japón, y sobran los comentarios que ofrecen soluciones, a los que se suma de nueva cuenta Shinji Mikami, quien dice que para que el sector nipón compita contra la actual filosofía de desarrollo occidental, es necesario imitar el esquema hollywoodense de presupuestos elevados y producciones suntuosas.
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Los comentarios, alojados en las páginas de la revista PSM3, proclaman que mientras Japón solía liderar la vanguardia del entretenimiento del pixel, la batuta pasó a manos de América, y si bien aseverar que los juegos japoneses apestan es llegar al extremo, como pronunció el creador de Fez, Phil Fish, la realidad es que la gente está interesada en lo que se hace en Occidente e incluso, el propio Mikami asegura pasar más tiempo con The Elder Scrolls V: Skyrim y Batman: Arkham City, que con cualquier cosa oriunda del País del sol naciente.
Mikami es de la opinión de que su nación sigue siendo tierra fértil para la creatividad y los títulos con sólida oferta de entretenimiento como Gravity Rush, Yakuza, Monster Hunter, Catherine y Super Mario 3D Land, son cada vez menos. El afamado creador de Resident Evil arguye que siguen surgiendo juegos impresionantes, sólo que son insuficientes; además, la gran mayoría está basado en algún anime, o fantasía que apela principalmente a la audiencia japonesa, distanciando al público del resto del mundo. Para ejemplo de la discrepancia entre gustos de Japón y el resto del mundo, el director de Tango Gameworks expone el caso de Okami: Fue la obra maestra de Clover, la crítica nos apoyó y pensábamos que sería un tremendo éxito. No fue así, vendió muy poco porque obviamente a los occidentales no les gusta ese tipo de juegos.
A final, la recomendación de Mikami para sus homólogos es que se inyecte una inversión más robusta al plantear propuestas, siguiendo el modelo hollywoodense de las grandes producciones. La industria del cine gasta 200 millones de dólares para producir una película, y con esa cantidad de dinero suele crearse un gran filme. Los estudios japoneses están lejos de dedicar cifras similares, y bueno, la diferencia de escala en los presupuestos del cine y los videojuegos arroja los mismos resultados. Espero que los desarrolladores japoneses tomen con seriedad el entretenimiento que originalmente ayudaron a propagar, y ofrezcan nuevamente algo especial al mundo, finaliza el prominente autor.
Esta no es la primera vez que un desarrollador nipón se levanta en contra de su propio sector, desarrolladores como Keiji Inafune, Akira Yamaoka y Hideo Kojima advierten que de no tomarse medidas drásticas, la industria del pixel en territorio oriental podría condenarse a sí misma a un cercano fin. Irónicamente, Yosuke Hayashi, director de Team Ninja, asegura que la solución no está en imitar modelos externos, sino en seguir con la ideología nipona, pues eso es lo que hace fuertes a los juegos de Japón.
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