Luego del anuncio del cierre de Irrational Games, el pasado 18 de febrero, el portal estadounidense Polygon comenzó a recabar testimonios anónimos de los empleados sobre la atmósfera general del estudio y sus últimos días. El consenso fue que nadie veía venir la despedida, aunque la compañía ofreció todas las facilidades posibles a los trabajadores.
La revelación se hizo en el área común/cocina, luego de meses de inactividad, incertidumbre y despidos de menor escala. "Había incredulidad. Algunos se habían vendido la idea de que la compañía viviría para siempre por el lanzamiento de BioShock.", declaró una fuente; mientras que otra reveló que las manos de Levine temblaban a la hora de hacer el anuncio, lo que confirma lo obvio: no fue fácil.
"Fueron muy amables y realmente simpáticos. Nos dieron tanta información como podíamos manejar en ese momento.", señaló alguien más.
Todos los reportes coincidieron en que Levine era un jefe perfeccionista, sumamente exigente y frío al grado de rayar en la grosería, pero suponemos que el éxito de sus juegos le daba carta blanca para comportarse como quisiera.
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