Recientemente, la administración de los Estados Unidos de América, propuso un aumento en los impuestos de bienes producidos en China con el fin de disminuir las importaciones, proteger y promover las propiedades intelectuales del país americano. Naturalmente, hay varios opositores a tal medida, como las gigantes compañías Microsoft, Nintendo y Sony, que se unieron en contra de esta postura.
A través de un comunicado público, las 3 empresas icónicas dentro de la industria de los videojuegos dejaron claro que no apoyan la decisión de la administración gubernamental, puesto que en vez de contribuir a la protección de las propiedades intelectuales de este país, estas tarifas más bien debilitarían la consecución de estas metas.
De acuerdo con las 3 compañías, el sector de entretenimiento electrónico constituye un gran aportador en la economía de Estados Unidos de América y como prueba de ello mencionaron que entre las 3 sólo en 2018 vendieron más de 15 millones de consolas, de las cuales más de 96% fue manufacturada en China.
En el documento, Nintendo, Sony, y Microsoft dejaron claro que estas tarifas afectarían varios segmentos del mercado, dado que la elaboración de las consolas y sus componentes es compleja y la modificación de uno solo de sus proveedores tendría que ser examinado meticulosamente con el fin de proteger la calidad del producto y la repercusión que tendría en el usuario. “Las tarifas desorganizarían significativamente los negocios de nuestras compañías y agregarían costos significativos que debilitarían las ventas de consolas de videojuegos y los juegos y servicios que impulsan la rentabilidad de este segmento de mercado”, se lee en un extracto del comunicado.
Además, pequeñas y grandes desarrolladoras saldrían afectadas por esta decisión, que no sólo dañaría a la industria del entretenimiento electrónico, sino a la innovación de la industria de la tecnología entera. Así, las tarifas lastimarían la economía de los consumidores, desarrolladores, distribuidores y compañías manufactureras de consolas de videojuegos, además de poner en riesgo muchos empleos en los Estados Unidos de América.
La carta en cuestión fue firmada por los consejeros de Sony, Microsoft y Nintendo Jennifer Liu, Linda K. Norman y Devon Pritchard, respectivamente.
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