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La animación de Europa Oriental siempre ha estado envuelta en un velo de misticismo argumental y enigmático concepto visual, influenciada por la ideología soviética y esos juguetones temas progresistas de principios del siglo XX. Lo remarco como algo favorable, pues su estilo es único al menos desde la perspectiva artística, ya que nos aleja de lo cotidiano y en esta época de interminables imitaciones, también del tedio. Es bajo el énfasis de esa misma idea que se construyó Machinarium, un título interesante desde cualquier enfoque, y que además ejemplifica la calidad que se debe imprimir en un juego independiente.
Machinarium es una creación extraordinariamente bella, virtud de pocos juegos. Claro, los realistas panoramas de Crysis y su secuela o Uncharted 2 son visualmente impresionantes, pero se deben a una proeza tecnológica; mientras que el perfil gráfico de Prince of Persia o Borderlands es un trabajo artístico, imaginativo y fresco, pero los astillados dibujos hechos a mano del robótico mundo de Machinarium son simplemente hermosos.
Si alguna vez jugaste Samorost, ya estás familiarizado con los diseños creados por Jakub Dvorský, y de no ser así debes saber que en tanto esos mundos son una excéntrica fusión de adorables caricaturas con orgánicos collages fotográficos, en Machinarium todos los elementos fueron creados a mano. Cada robot que conozcas y escenario que visites tiene su propia identidad, que con las fluidas animaciones de personaje, el juego luce, se mueve y se siente como una película animada de gran producción. Al final, cada locación es una maravilla atestada de detalles, llena de vida y en espera de ser explorada.
Y exploración es a lo que te dedicarás en toda la aventura, controlando a un pequeño y carismático androide que por mala jugada del destino fue arrojado fuera de su mecanizada ciudad y tu deber, como mano divina en el ratón, será ayudarlo a regresar. Conforme avanzas en la historia surgen de forma natural otros objetivos, que incluyen pero no se limitan a prestar ayuda a un grupo de robots que perdieron sus instrumentos musicales, o proveer aceite para la silla de ruedas de un anciano y oxidado autómata; cada tarea contribuye con la siguiente y en suma, pavimenta el camino para llegar al desenlace de la historia.
Tu cortés ayuda y el deseo de averiguar por qué te corrieron de la urbe, da pauta a la mecánica de juego, que se basa en resolución de acertijos, como recolectar objetos y usarlos en el lugar correcto o con determinados personajes del entorno, a veces con la necesidad de combinar ítems para obtener lo que te piden; otra ocasiones los acertijos son literales, en forma de desafíos de destreza, lógica o memoria, aunque nada para arrancarse el cabello por la desesperación. Las primeras escenas son muy lineales, sólo puedes acceder a la siguiente una vez resuelves los retos en turno, pero no te desilusiones, ya que al avanzar un poco la aventura florece a un mundo abierto que podrás recorrer al más puro estilo de los tradicionales juegos point & click.
Una de las implicaciones en la tradición de estos títulos, es que pueden ser muy difíciles, el éxito sólo está garantizado al explorar y experimentar. No hay diálogo, ni siquiera en forma escrita, pero el juego acierta en explicarte las cosas con globos de ideas que muestran imágenes de qué debes hacer. Para alguien con instinto o experiencia en este tipo de juegos, no será un gran reto, el problema es que si te falta imaginación para darte cuenta de que la unión de un cono de tráfico con un foco de la lámpara permiten armar el sombrero de un guardia y violar la seguridad de la entrada principal, tendrás enormes dificultades con acertijos más complejos.
Machinarium es una obra evidente de amor por parte de sus creadores, una aventura divertida y original que a pesar de las ocasionales fallas, te mantendrá pegado a la pantalla durante las cinco o seis horas que toma llegar al desenlace. Sus acertijos son brillantes y memorables, y los momentos emocionales que recuerdan a la técnica melodramática Pixar, especialmente similar a Wall-E están en todo el juego. En definitiva de lo mejor en juegos independientes, y una auténtica joya dentro del Indie Humble Bundle.
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