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Uno de los temas más recurrentes ahora olvidado de la generación antepasada de consolas fue la Segunda Guerra Mundial. Vimos franquicias que florecieron y se extinguieron a medida que el público perdió el interés en el conflicto armado con más muertes en la historia de la humanidad. De la mano de valientes avatares virtuales, encarnamos el pavor de Normandía y las refriegas de tanques en Kursk. En pleno 2014, CI Games pretende revisitar la olvidada tendencia. El resultado es un título bien diseñado, pero que no aporta absolutamente nada al formato.
Desde una perspectiva crítica, lo que más importa para un título es que su sistema de juego sea divertido, funcional, coherente y bien respaldado por su dirección de arte, sonido, programación sólida y diseño de niveles. Enemy Front adolece en muchos de esos aspectos, mientras que conserva un mínimo de ideas bien ejecutadas para arañar apenas la escala de lo mediocre y no ser clasificado como un título meramente malo.
La inteligencia artificial de los enemigos es risible. Ocurre a veces que se cubren de tus disparos dándote la espalda; es decir, se refugian del lado equivocado de la barrera. En otras ocasiones, atraviesan corriendo frente a ti para llegar a un lugar seguro y la acción se transforma en un ridículo espectáculo de tiro al blanco. No me malinterpretes, no todas las clases de soldados alemanes están igual de mal programadas; los francotiradores hacen un buen trabajo y en conjunto con el resto de las unidades realmente pueden presentar un buen reto. Por desgracia, a propósito jugué sin poner mucha atención ni cuidado en algunas secciones y me sorprendió descubrir que el juego no castiga estas acciones. El diseño no penaliza un estilo de juego visceral y acelerado: simplemente corría de un lado a otro disparando a quemarropa y la puntería de los enemigos aunque me superaran en número no era capaz de subyugarme. En cierto modo, sentí que no reaccionaban a mis movimientos.
Encontré múltiples formas de romper el juego. Mi estrategia preferida fue ubicarme lejos de la base enemiga y usar el rifle de francotirador para limpiar mi camino. Al presionar shift en el teclado puedes activar el modo de cámara lenta, que te permite apuntar con toda tranquilidad y precisión. Cuando el diseño de niveles se volvía más estrecho, sacaba mi Trench Gun y acababa con quien se me atravesara. Me divertí mucho, pero no encontré reto considerable. Tal vez los momentos en los que más sufrí fueron los asedios, pues la movilidad se limitaba a una trinchera o torre de iglesia y la variedad de los atacantes dificultaba las cosas: francotiradores, soldados a pie, tanques y armas montadas.
Otro aspecto poco favorable de Enemy Front, al menos en la versión de PC, es la cantidad de errores de programación. El cliente de juego se cerraba espontáneamente, en ocasiones aparecía la flecha del cursor del mouse mientras estaba jugando (a veces ocurría después de abrir el menú), tuve que repetir buena parte de mi avance en una ocasión debido a un fallo y, para el aspecto visual que tiene, definitivamente no está bien optimizado. Aunque no hubo algo terriblemente negativo, estas impurezas empañan la presentación del título.
La trama también constituye un punto negativo de la experiencia. Luego de un par de misiones, el jugador atento notará que las aventuras del protagonista, un periodista que busca una gran historia y termina siendo héroe de guerra, son un mero pretexto para el frenético recorrido de la campaña principal. Si ignoras un momento los dilemas inventados y los clichés obvios, te toparás con una buena campaña llena de variedad. Desde infiltración hasta niveles cerrados tradicionales o más abiertos que te permiten resolver la situación como mejor te plazca, el ritmo del título es muy bueno. Quizá los veteranos del género no se maravillarán ante el despliegue de ideas en su mayoría vistas en otras entregas, pero al menos están bien ejecutadas.
Aunque la dirección de arte es genérica, los escenarios que recorrerás son variados y vendrán acompañados de recursos interesantes. Por ejemplo, en cierta misión debes infiltrarte en una fábrica localizada en territorio enemigo. Puedes intentar una aproximación Rambo o, como yo, aproximarte sigilosamente, matar al guardia de una torre y aprovechar el ruido producido por el altavoz de anuncios para ocultar el sonido de las balas del rifle de francotirador. Una vez limpia la base, podrás bajar de la torre y entrar caminando con tranquilidad. Lo positivo aquí es la capacidad de decisión que tienes para resolver el obstáculo plateado por los desarrolladores.
La infiltración es posible en buena parte de las misiones; sin embargo, no dispones de las herramientas necesarias como para convertirla en tu estrategia principal. Esto no es necesariamente malo, pero puede frustrar a quienes deseen jugar del mismo modo todo el tiempo. Para las ocasiones de acción, los desarrolladores se aseguraron de aderezar la experiencia con detalles como una kill cam que muestra una repetición en cámara lenta de algún disparo sobresaliente y un sonido muy satisfactorio cuando las balas impactan el cuerpo de un enemigo. Es una lástima que la música sea repetitiva y prácticamente invariable.
Salvo una vez en la que arrojaron una granada a mi lado y el juego decidió iniciar la kill cam ―lo que impidió mi escape y me provocó la muerte―, disfruté disparar y recorrer los mapas según mi estrategia y estilo de juego. En ciertas secciones de las 16 misiones existentes (17, si adquiriste la edición limitada) sentirás que te encuentras bajo una lluvia de balas inclemente gracias a un buen diseño de sonido y de distribución del ejército opositor. La campaña, por otro lado, tiene una duración relativamente extensa, si la comparamos con la de otras ofertas de este género, y evita la fatiga del jugador por medio de objetivos variados.
Si adquiriste la edición limitada de Enemy Front, también tendrás acceso a Saint-Nazaire, una misión extra que no se desvía mucho del tono del resto de la experiencia. En el apartado multijugador tampoco esperes mucha novedad, pues hay sólo 3 modalidades: Deathmatch, Team Deathmatch y Radio Transmission. Los primeros 2 son los modos estándar que hemos visto incontables veces, mientras que Radio Transmission es un captura la bandera donde deberás controlar distintos puntos del mapa para enviar una transmisión de radio. Lo interesante aquí es que dichos lugares deben colindar de cierta forma para que el mensaje pueda ser enviado. Tendrás 3 mapas: French Town, Barricades y Harbor. Para Deathmatch (en sus 2 variantes) hay 4 escenarios: The Warsaw Tram Depot, French Town, Barricades y Harbor. Hasta 12 jugadores podrán participar en las partidas (al menos en la versión de PC) y personalizar su soldado desde el comienzo, sin necesidad de obtener experiencia para desbloquear armas. En este apartado, estará la opción de utilizar modelos clásicos como el Luger P08, la MP 40, el WZ. 28, el KAR 98K, el devastador PPSH-41, la clásica Thompson M1 y más.
A lo largo de la campaña, escondidos en cada misión, habrá objetos para recoger. Se trata de un añadido superficial, pues no es posible examinarlos o conocer más de ellos, como ocurre en Valiant Hearts, por ejemplo. Esto es una lástima, pues claramente lo desarrolladores tenían la intención de explorar un lado desconocido de la Segunda Guerra Mundial y estos Secretos eran una buena oportunidad para hacerlo.
Enemy Front es un juego anacrónico. Parece desfasado del contexto actual: su aspecto visual nos recuerda la era del Xbox, el PlayStation 2 y el GameCube, pero al mismo tiempo ofrece al jugador poco exigente un par de buenas ideas, momentos de lucidez y un diseño de niveles adecuado. Es una lástima que los bajos valores de producción, los errores técnicos y una trama inverosímil (aunque atrevida) mermen la experiencia general. Al final, es irónico que este extraño tributo al insólito levantamiento de Warsaw durante la Segunda Guerra Mundial vaya a ser tan ignorado como el conflicto que pretende enaltecer. Gloria a los caídos.
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