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Hace tiempo, en la época del PS2, Capcom le dio una sorpresa al mundo con un juego de acción impresionante: Devil May Cry, demostrando como se deberían de ver y jugar este tipo de juegos en las nuevas plataformas. No obstante, la magia del primer DMC se esfumo rápidamente gracias a una secuela decepcionante y aunque recupero algunos puntos con su tercer parte, para muchos la absurda dificultad lo hacía un juego insufrible. Ahora llegamos a la cuarta parte de la saga y se puede decir que mejora en varios aspectos a sus dos predecesores pero también fallo en algunos.

Antes de comenzar sufriremos de los treinta minutos mas aburridos de cualquier DMC (si se esta jugando la versión de PS3) pues el juego tardara ese tiempo en instalarse. Pasado eso notaremos el primer cambio, no tendremos en control sobre Dante, el hasta ahora protagonista de DMC, en su lugar usaremos al novato Nero, miembro de una orden religiosa que adora a Sparda, el legendario caballero oscuro. La historia comienza cuando la sede de dicha orden es atacada por Dante, quien por alguna razón mata al sacerdote supremo, por lo que Nero emprenderá la búsqueda y captura del cazador de demonios, para lo cual contara con la ayuda de su espada, la Red Queen, la pistola Blue Rose y el Devil Bringer, el brazo derecho de Nero que posee características demoniacas.

A pesar de no ser el personaje icónico de la saga, los movimientos de Nero son fluidos y hasta cierto punto intuitivos, el Devil Bringer es una gran adición pues será determinante al momento de realizar los característicos combos (a veces impresionantes, a veces ridículos) de la serie, más aun si se sabe combinar con la Red Queen o se activa el Devil Trigger, lamentablemente la Blue Rose es el la peor arma de todo el arsenal y es muy probable que pases el juego sin siquiera subirla de nivel. Para todos aquellos fans de Dante déjenme decirles que a la mitad del juego podrán utilizarlo y que viene cargado con todo su arsenal y movimientos destructores característicos (y que según cada persona opacaran o a Nero).

Al terminar el juego tendremos la opción de volverlo a empezar en una mayor dificultad para desbloquear las versiones "súper" de los personajes así como de jugar el Bloody Palace, una serie de escenarios donde hordas de enemigos cada vez mas poderosos te atacaran, el cual sirve para practicar y mejorar los combos o por si te quedaste con ganas de jugar más con Dante.

Sin embargo no todo es bueno en DMC 4; los jefes y los escenarios que en un principio podrían parecer hermosos e impactantes después se volverán tediosos y fastidiosos pues tendremos que repetirlos, en algunos casos, hasta tres veces, eso sin contar un irritante "juego de dados" obligatorio que hará a mas de uno aventar el control en contra del televisor por no sacar el numero correcto. Asimismo la historia es, junto con la del 2, patética, tal vez debido al cambio de protagonista, ya que los misterios que se van desvelando jamás se resuelven y todo se resume al típico "ve y rescata a la amada"; como resultado de esto los personajes secundarios y el antagonista carecen de la fuerza de otros como Vergil, Lady o Trish.

Si bien en gráficos el juego supera a los otros tres, en realidad no hay una diferencia marcada entre las dos versiones, lo cual es un punto malo para la versión de PS3 pues debería de ser la, gráficamente, mas acabada. También seria de agradecer que se tuviera una cámara libre pues, como suele suceder con la cámara fija, hay ocasiones en que la toma dificulta el juego pues no se pueden apreciar a los enemigos o los obstáculos, morir por no ver algo puede resultar frustrante.

En resumen, DMC4 es un gran juego, tal vez no mejor que el primero pero si supera con creces al segundo y arregla ciertos fallos del tercero. Una mejor historia y mayor cantidad de jefes y escenarios hubieran hecho de este el mejor de la saga. Es bueno, pero no el mejor.

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