En 2013 muchos caímos en el hype de Beyond: Two Souls. Indigo Prophecy y Heavy Rain habían sido buenas cartas de presentación para Quantic Dreams y David Cage; ambos títulos resultaron ―cuando menos― interesantes para la crítica y los jugadores, así que un nuevo proyecto del estudio, en el que además se involucraron actores de Hollywood como Ellen Page y Willem Dafoe, parecía que no podría salir mal. El resultado no fue el mejor y por una razón que nadie alcanza a comprender, Beyond: Two Souls llega después de 2 años a PlayStation 4.

Jodie (Ellen Page) posee un don que la vincula con un ser metafísico llamado Aiden, quien cuenta con habilidades de telequinesis, posesión de cuerpos y sanación, y suele responder a las órdenes de Jodie. Desde pequeña Jodie fue asistida por el Dr. Nathan Hawkins (Willem Dafoe), un científico que busca desarrollar sus habilidades y también funciona como figura paterna. Después de ser una niña atormentada y una adolescente problemática, la CIA recluta a Jodie para que con sus habilidades especiales ayude a resolver misiones súper secretas, pero en la última algo sale mal y la persigue por considerarla traidora. Además de librarse de la CIA, Jodie debe ayudar a salvar al mundo de un ataque de seres malignos de otra dimensión.

Básicamente, la historia es una película de ciencia ficción de los 90, que además por pura pretensión es narrada en desorden para enfatizar el tono cinematográfico. Este recurso perjudica el resultado, pues destruye el ritmo de la trama y divide la experiencia en drama y la acción, como si se tratara de 2 juegos con muy poca relación entre sí. Además, hay muchos personajes secundarios acartonados y estereotípicos y situaciones que se sienten exageradas aunque sea un videojuego de seres interdimensionales.

En 2013 jugué este título por primera vez y el gameplay me pareció una manera innecesariamente complicada de dar play a un video. La interacción con el juego es mínima, siempre se trata de quicktime events en los que, si fallas, casi nunca hay una consecuencia, así que las decisiones que tomas son irrelevantes porque la historia seguirá su curso; sólo hasta el final ves el efecto de tus actos.

Las interacciones de Aiden son igual de tortuosas, el control del personaje no está bien diseñado y en algunos momentos parece que estás controlando un simulador de aviones; es mucho trabajo sólo para mover un objeto o abrir una puerta. El juego no requiere ningún tipo de habilidad y el gameplay ―que debe ser la sustancia de este tipo de entretenimiento― es un obstáculo para ver la siguiente secuencia dramática de una historia insulsa y tediosa.

Por otro lado, Beyond: Two Souls se ve muy favorecido en el aspecto técnico, en especial en cuanto a apariencia gráfica, ya que los modelos lucen muy bien, aunque en la versión para PlayStation 4 esto sólo es perceptible cuando hay acercamientos. El índice de cuadros por segundo también fue mejorado, pues al alcanza 60 fps, y algo que se agradece es una impresionante reducción en los tiempos de carga.

Los desarrolladores también agregaron un par de características nuevas: ahora puedes jugar la historia de forma cronológica y conocer las decisiones que tomaron otros jugadores, lo que te ayuda a descubrir caminos alternativos (aunque todos lleven al mismo lugar). Esta entrega incluye el DLC, que no forma parte de la historia, sino que requiere superar acertijos en cámaras especialmente diseñadas; algo como Portal, pero en aburrido.

En conclusión, Beyond: Two Souls no estuvo a la altura de las expectativas de su gran producción; está lejos de ser un buen juego o una buena película, y ni la resolución ni los cuadros por segundo cambiarán eso. La virtud de esta entrega es, simplemente, aparentar más de lo que es.