Dragon Ball Z for Kinect te permitirá revivir, de cierta forma, algunas de las peleas más épicas de la famosa serie de Akira Toriyama, con un estilo visual increíble y en mucho menos tiempo de lo que la televisión te obligó a sufrir hace años. El atractivo del juego es obvio: puedes estrellar un kamehameha en la cara de Frieza o escuchar a Nappa gritar "Over 9,000?!" (¿¡Más de 9,000!?), refiriéndose a la medición del poder de Goku e imitar los movimientos de los Guerreros Z; esto no tiene precio, especialmente para todos aquellos que vivimos el anime en nuestra infancia/adolescencia.

El aspecto gráfico de DBZK es impecable y el estilo cel-shade va muy bien con el tono de la serie, aunque las animaciones no son las mejores que hemos visto en los últimos tiempos. De cualquier manera, es muy satisfactorio revivir momentos clásicos en HD, como cuando Frieza (Freezer) recuerda a Bardock tras ver a Goku o cuando Piccolo le parte la cara al Androide 17, después de que este lo confundiera con Piccolo Daimaku y subestimara su poder. Algo que los fanáticos disfrutarán es que se incluyó un capítulo especial del anime, completamente en HD, en el que se trata la historia de Bardock, quien fue transportado al pasado con el ataque que destruyó el planeta Vegeta.

La trama está dividida en 4 grandes episodios, cada uno enfocado en una de las sagas principales de Dragon Ball Z: los Saiyans, Frieza, los Androides y Babidi. Los bloques contienen varias peleas en las que enfrentarás enemigos icónicos de esa etapa de la serie, por ejemplo, el primer encuentro del juego nos coloca frente a Raditz, quien caerá fácilmente bajo los puños de Goku y, posteriormente Krillin luchará con los infames Saibamen. Algo que es importante mencionar es que en el modo de historia no puedes elegir al peleador, ya que los combates están armados de acuerdo con las peleas mostradas en el anime.

Cada batalla comienza con una escena en la que verás un poco de la trama de la saga y los peleadores intercambiarán insultos y amenazas, todo en un tono ligero y familiar (hay que recordar que el juego tiene clasificación T) para después comenzar la pelea. La mecánica de juego es sencilla: tienes que imitar puñetazos para golpear a tu rival y llenar una barra de daño que, al ser completada, te obligará a golpear a toda velocidad, para realizar combinaciones automáticas de ataques, lo que quiere decir que tendrás que seguir lanzando golpes iguales a lo largo de una animación.

También podrás imitar posiciones determinadas para cargar los poderes propios del personaje que estés usando en ese momento, como la famosa pose de carga del kamehameha. Al realizar estos movimientos comenzarás a cargar el chi de tu peleador y así, acumular energía para lanzar poderes básicos, aunque puedes guardar esa energía para llenar la barra de súper poder. Si logras llenarla entonces te permitirá lanzar un devastador ataque, que causará daño masivo a tu rival.

Un detalle a tener en cuenta es que, en determinados momentos, deberás realizar ciertos movimientos como agacharte hacia adelante o esquivar hacia un lado, para evitar que tu contrincante barra el piso contigo -te recomendamos tener cuidado en estas secciones, ya que podrías terminar rompiendo el mobiliario de tu casa-. Lo único malo de los combates es que se vuelven repetitivos rápidamente, pronto te darás cuenta de que básicamente necesitas 5 movimientos distintos: puñetazos, saltar, agacharte, cargar poderes y extender los brazos. Pero el principal problema es el mismo que hemos vivido en otros juegos del estilo: Kinect deja de reconocer tus movimientos en los peores momentos y es muy frustrante perder una pelea después de 6 minutos de estar saltando y pateando, sólo porque el juego no detectó el bloqueo que realizaste a tiempo.

Algo que nos decepcionó mucho es que, incluso con las escenas que aparecen al inicio y al final de los combates, el juego se salta momentos épicos e icónicos, como la transformación de Gokú en Súper Saiyan; pues en una pelea estás dándole una paliza a Frieza, aparece Krillin en pantalla, Frieza no le hace nada y en la siguiente batalla, Gokú ya tiene puesto su disfraz de vándalo -según sus vecinos- y nunca vimos esa primera transformación. Y otro detalle que le resta valor nostálgico es que los diálogos están en inglés y no me lo tomen a mal, obviamente sabía que el juego no tendría las voces originales del doblaje en español de la serie, pero de una u otra forma esto le resta muchos puntos a la experiencia, especialmente para todos los grandes fanáticos de Dragon Ball.

En el modo Ataque de puntos deberás elegir un personaje para combatir y tratar de sacar la puntuación más alta, un reto medianamente interesante, aunque no añade realmente un cambio importante a la mecánica del juego, fuera de tener que desbloquear a los luchadores al avanzar por la historia; por otro lado, hay que reconocer el atractivo de incluir leaderboards, en los que podrás presumir tus puntuaciones o el excelente tiempo en el que le pateaste el trasero a Majin Buu. Dragon Ball Z for Kinect no contiene componente multiplayer ni alguna manera de competir con tus amigos o el mundo, lo que sumado a lo repetitivo del gameplay y a la poca variedad de movimientos, harán que la experiencia se desgaste tan rápidamente como tu interés por lanzar kamehamehas y reduce enormemente el valor de rejugabilidad.

A fin de cuentas, los errores de detección de Kinect hacen del juego una experiencia extremadamente encolerizante y frustrante, aunque nadie puede negar que nos hará bien jugar de pie y realizar algo de actividad física mientras revivimos los mejores momentos de nuestra adolescencia y cumplimos nuestros sueños de lanzar kamehamehas, taiyo kens, genki damas, makankosappos y demás ataques clásicos de Dragon Ball.