Metal Gear: Survive Xbox One

Desde su revelación en gamescom 2016, Metal Gear Survive ha sido objeto de agudo rechazo por parte de los fans de la franquicia quienes seguramente lo consideran símbolo de todo lo que está mal con Konami... una auténtica herejía por su naturaleza ajena, incluso absurda. Debemos reconocer que quizá no fue la mejor idea anunciarlo cuando la dramática salida de Hideo Kojima permanecía fresca en la memoria de la industria y la comunidad. Mi sorpresa no podía ser más grande, entonces, cuando luego de jugarlo anoche, me llevé un buen sabor de boca.

Pero… a ver. Antes de entrar en detalles sobre el juego en sí, hay que referirse al enorme elefante en la habitación: el asunto conceptual. Metal Gear Survive es un spin-off y, en efecto, rompe violentamente con todo aquello a lo que estamos acostumbrados cuando de esta franquicia se habla. Situado en el mismo universo de Metal Gear Solid V, Survive es un juego de aventura con componente single player pero cuyo fuerte, claramente, es la acción cooperativa por oleadas. Leíste bien: hay poco de espionaje táctico en el asunto y, durante nuestra sesión, tampoco abundó el sigilo. Esto es otra cosa y eso que ni siquiera he mencionado la trama, en donde ideas como la de la realidad alternativa y la dimensión desconocida podrían encajar sin mucho esfuerzo. Sí, la plataforma conceptual sobre la que está construido el juego pinta rarísimo. ¿Qué tan ofensivo es esto en realidad? Supongo que la respuesta varía dependiendo del grado de fanatismo.

Ahora bien, dejando de lado -si es posible- el tema del concepto, está el de las mecánicas y lo que vi anoche se sostiene con firmeza. Ojo, la sesión duró 15 minutos, así que tampoco me atrevería a decir que Survive es un juegazo y que va ser todo un éxito porque podría ser repetitivo; clases que no vimos podrían estar desbalanceadas; podría hacer falta diversidad de enemigos; el netcode podría fallar… en fin. El punto es que la demostración no fue la catástrofe que esperaba pero eso está lejos de ser concluyente.

Survive funcionará con clases y equipos de 4. Arrancamos en un vestíbulo minimalista donde existía la posibilidad de poner a prueba el arsenal y, probablemente, puedas hacer ajustes en la versión final, aunque para efectos de la demostración, no hubo forma de cambiar o personalizar al soldado. Mi personaje disponía de un hacha, una sutil espada al estilo Buster Sword, un revólver, una escopeta recortada, minas y la opción de poner barricadas. Manejas el inventario con el D-pad, donde cada dirección representa una categoría diferente: cada vez que oprimes izquierda alternas entre diversos tipo de barreras; derecha aplica a los explosivos; arriba, armas de fuego, etcétera. Incluso me pareció ver a un compañero con una sentry gun que no pude descifrar si yo también tenía en mi repertorio. Y si mantienes oprimido uno de estos botones, aparece un menú radial para hacer modificaciones más finas. Encontré el mapeo de botones curioso pero funcional, considerando la complejidad del loadout.

Luego de deambular por este vestíbulo y dispararnos entre todos en diversas ocasiones, aparecimos en un gran mapa desértico para lo que sería la defensa de un generador durante 3 oleadas, aunque por lo que me dijeron después, habrá otras modalidades de juego y variantes en el conteo de oleadas también.

Visualmente, el juego me recordó de inmediato a The Phatom Pain —es el mismo engine, una dirección de arte similar y la misma franquicia, después de todo—. Al centro del desierto yacía chatarra diversa, así como el lugar donde teníamos que plantar el citado generador para defenderlo (¿cómo encajará esto en el argumento? ni idea). Las controvertidas criaturas tipo zombie que tanta incomodidad han causado, vagaban por el escenario, de camino al punto donde teníamos que plantar el artefacto. Mi primer instinto fue dispararles, sin saber que el tema aquí era ahorrar recursos porque tenía como 20 balas para cada arma y encima, jalar el gatillo atrajo más enemigos, aunque no fue algo que complicara demasiado las cosas. El caso es que ahí pude ser más discreto y evadir a las criaturas para no desperdiciar parque. En fin, al final pusimos el generador y empezaron las oleadas.

Al inicio sólo aparecieron un puñado de criaturas “estándar” -por llamarles de algún modo-, pero después empezaron a salir variantes llegando desde varios corredores, claramente indicados con flechas holográficas sobre el suelo. Algunos enemigos, por ejemplo, portaban explosivos y otros venían súper acorazados como juggernauts de Call of Duty ¿por qué? ésa es otra interrogante que sólo la versión final resolverá… tal vez.

Poco a poco el número fue incrementando, así como también la exigencia estratégica para decidir dónde poner barricadas, cuándo usar armas de fuego, cuándo usar armas de melé y cuáles en específico porque el hacha era más ligera, mientras que la pseudo Buster Sword demoraba mucho en asestar un golpe, así que me llevé un par de empellones antes de poder usarla y, con ella, también incrementaba la probabilidad de hacer daño a un compañero cercano —sí, hay fuego amigo—. Curiosamente, una de las diseñadoras me enseñó un truco con los bumpers para poder acelerar un poco el proceso, lo cual dejó entrever una capa de profundidad interesante en el manejo y accionar de las armas.

Había, en el corazón de nuestra base, una especie de contenedor que parecía devolverte al vestíbulo de diseño de loadout pero no hubo tiempo de confirmarlo ni mucho menos de hacer ajustes y queda como detalle para especular.

Entre oleadas puedes, por supuesto, replantear tu estrategia y, si un compañero es abatido, puede gatear hasta que un aliado vaya a revivirlo (clásico) pero, más importante aún, existe la posibilidad de abandonar la base y explorar. Por sugerencia de la diseñadora, hice justo eso y a unos 200 metros de donde estábamos, encontré un par de d-walkers. Desafortunadamente, cuando regresé con uno de ellos para repartir odio sobre el copioso afluente de criaturas que ya se dejaba venir para la tercera oleada, mi equipo estaba muy maltrecho y mi apoyo fue tardío, dejando entrever un matiz más de estrategia en la forma de elección sobre separarse en busca de mejor arsenal y cuándo hacerlo, pues ello puede dejar a tu equipo en desventaja numérica por unos instantes aunque también puedes permanecer y sacrificar la posibilidad de encontrar un arma poderosa. Eso me pareció interesante de explorar también.

No detecté, en la breve prueba, problemas técnicos graves. Hubo un poco de dropeo al aparecer en el vestíbulo pero no permaneció durante el juego; la movilidad y los controles son responsivos y pese a lo efìmero de la experiencia, la pasé bien y pude imaginar lo que estas mecánicas serán jugando en línea con amigos.

Reitero: el asunto conceptual hace mucho ruído y esta demostración no expuso nada como para calmar las inquietudes sobre la trama o debatir con solidez las críticas en torno a lo aberrante de la idea central detrás de Metal Gear Survive, pero las mecánicas y la experiencia de juego en sí no me parecieron precisamente alarmantes, sino todo lo contrario: entretenidas y con una dosis interesante de profundidad. Ya veremos por qué rumbo lleva Konami la comercialización de este juego y qué más vamos conociendo rumbo al estreno a comienzos de 2018, así que si eres fan de Metal Gear, permanece atento de nuestra cobertura en LevelUp.com