Las horas de la lluvia

No podía creer semejante cosa, estaba ahí, acostada, mirando al cielo como si buscara una pequeña luz entre la eterna oscuridad, estaba feliz mirando al vacío infinito. Era... hermosa. Ella buscaba algo con mucho entusiasmo, y yo también, aunque lo que yo buscaba era algo más... difícil de encontrar.

Llego un momento en que se desesperó y empezó a bailar entre el lago que había cerca, ella seguía buscando algo. Dentro de uno de sus bailes, ella tropezó y cayó al agua, se puso a llorar, todavía no encontraba lo que buscaba. La ayudé a pararse, pero ella rechazó mi ayuda y siguió llorando, era como tratar con un bebé, pero más difícil. No quería ayuda, insistí, pero se negaba, quería encontrar esa cosa ella sola.

No tenía nada que hacer, sólo verla como actuaba.

De la nada pasó una estrella, ella empezó a reír y a saltar de alegría, parece que era eso que buscaba, pero no, sólo era una esperanza entre las otras 100 que ella tenía.

Después de horas de búsqueda, lo encontró, era algo... hermoso, era simplemente hermoso, era lo que toda persona buscaría en su vida, no puedo describirlo. Pero había algo que no me gustaba, cuando lo encontró de puso triste, como si ya no tuviese nada más porque vivir y eso no era bueno ya que ella era muy atrevida, si tenía la oportunidad se podía matar. Le pregunté “¿qué pasa, pequeña?”, ella no me contesto hasta dentro de un rato. -Pensamientos del escritor minutos antes del gran encuentro.

- Nada

- ¿Nada? Pero te ves triste

- Pero no es nada

- Nadie se pone triste por nada, hija.

- ¿Qué puedes saber un viejo como tú?

- Mucho, he vivido más que tú

- Aún no entiendes

- Claro que no, y no lo haré hasta que me digas qué pasa.

- Da igual

- ¿Sabes? Eso decía cuando me sentía derrotado y quería ser olvidado, después comprendí que eso es para los débiles, y tú, señorita, no eres alguien débil. Eres parte de mi sangre y deberías ser fuerte.

- Debería, pero no puedo después de encontrar el significado de la vida

- No creo que eso afecte tu estado de ánimo

- Padre, ¿acaso has pensado en todo lo que hemos pasado los humanos para entender la creación? No creo, pero ahora hemos descubierto dicha cosa, ya no hay razón para vivir, ya sabemos porque vivimos y porque debemos morir. No tiene caso levantarse cada día si al final de cuentas no somos nada en toda esta cadena.

- Te equivocas

- ¿Qué?

- Todo estaba bien hasta que te empezaste a obsesionar con eso, ¿sabes? No creo que sea la gran cosa, pero me da mucha lástima ver que todavía tienes mucho que vivir y ahora que sabes algo más sobre la vida te eches para atrás. Eres una perdedora.

- ¡Mentira! Soy una ganadora, al igual que... madre.

- Ella nunca se rindió ni por conocer su pasado, siempre estuvo feliz, siempre motivada a vivir la vida al máximo, dime, ¿estaría orgullosa tu madre al saber que te echas para atrás por conocer un insignificante secreto? No, no lo estaría

- Que puedes saber tú sobre ella, sólo estuviste con ella dos años, antes de su muerte.

-... por favor, no hables así sobre nuestra relación

- Perdón padre, sólo que...

- Esto nos está separando, un simple secreto puede destruir una relación padre-hija, no quiero saber que puede hacer con el resto del mundo. Es mejor ocultarla.

- Pero tarde o temprano la encontraran.

- Cierto... está empezando a llover

- Sí, la lluvia es hermosa

- ¡Eso es! ¿Qué es más hermoso y puro que un cálido abrazo durante una lluvia?

- ¿Qué?

- Lo que trato de decir es que cada momento que se pasa durante una tormenta es especial, es parte de nuestra misión aquí, así que es mejor que guardemos esto en la lluvia

- ¿Cómo haremos eso, padre?

- La pregunta no es cómo, sino cuándo.

- No entiendo

- Es fácil, sólo hay que ver lo que no podemos a simple vista, después el secreto se fusionara con la lluvia, es demasiado sencillo

- Si tú lo dices...

- Oh vamos, hija, ¿no crees poder hacerlo?

- Con esa explicación tuya no creo.

- Qué pesada eres, Caroline.

- Está bien, vamos a intentarlo.

Después de una larga jornada de intentos fallidos, ambos lo lograron, pero no fue conscientemente, ellos empezaron a recordar cosas sobre su pasado, sus acciones, sus familiares, sus metas... todo lo que ellos no podían ver físicamente, era lo más hermoso que había para ellos, esa era parte del secreto de la vida. La hija y el escritor regresaron a casa, para después entrar a la segunda realidad: sus sueños.

Nada en el mundo se podía comparar a esa noche, era algo mágico que puede pasar en cualquier momento y con cualquier persona, sólo hay que pensar en lo increíble de ese momento y lo hermoso de estar con esa persona que amas, o lo fantástico que es pasar un rato con esas personas que hacen feliz un día gris. Desafortunadamente el escritor sería víctima de un regreso a la realidad con la pérdida de su amada hija, la pequeña Caroline murió por una extraña enfermedad, el escritor estaba devastado y sólo quería morir, pero recordó a su amada, a su primer y único amor, a su inalcanzable maravilla que pronto se volvió un recuerdo muy especial. Todavía tenía ganas de vivir, sólo por ella.