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A diferencia de los juegos de plataforma, los beat'em up usualmente no exigen que estés brincando por todo el lugar, y en realidad no es necesario para disfrutar de las constantes dosis de acción. Las mejores épocas de este peculiar subgénero se quedaron en los 90, para variar con todo lo que no es shooter, aunque su legado continúa en recientes juegos taquilleros, como Batman: Arkham Asylum, que a pesar de implementar numerosos elementos de otros géneros, ejemplifica perfectamente a los beatem up de nueva generación. Pero la esencia 2D sigue causando nostalgia, justo como le sucedió a Digital Legengs, un desarrollador que trató de rendir tributo a estos juegos con una interesante aventura mitológica.
Con todo lo que implica, Kroll es como una película de Michael Bay, luce increíble y tiene momentos impresionantes, pero una vez lo terminas te das cuenta que era una experiencia superficial. Y es que gráficamente luce espectacular, incluso a pesar de tener sus años de existencia, a lo que se suma un audio de gran calidad. Los valores de producción se reflejan en la presentación del juego y la narrativa de la historia, presentados como si fuera un avejentado libro entre cuyas páginas puedes deambular.
Cada nivel se presenta en un ambiente amplio y detallado, dando la sensación de un mundo extenso y seduciéndote con ello a explorar cada rincón, el problema es que la mecánica de juego no lo permite, pues sólo puedes moverte hacía adelante o atrás en un plano bidimensional. Ese es el primer error y uno muy grave, pues al controlar al guerrero indómito Delon, te estarás enfrentando a los mismos tres enemigos una y otra vez sólo con un cambio de color para denotar las diferencias. De ser un ambiente abierto, al menos la repetitiva labor hubiera sido menos tediosa. Afortunadamente, matar todo a tu paso es sencillo, gracias a un peculiar sistema de control; en lugar del clásico pad, a los costados de la pantalla se encuentran dos hileras de botones virtuales para desplazarte y golpear, dependiendo la dirección hacia donde desees moverte o dirigir tu ataque, es la orilla que debes tocar. La idea es correr sin parar, golpeando todo a tu paso, aunque al no haber habilidad de bloquear, debes ser rápido en tus reflejos al moverte y atacar, ya que los enemigos también llegar por detrás.
Tus armas se alimentan cada que derrotas a un enemigo, llenando dos barras de energía, una permite ejecutar un ataque de gran poder y la otra, revivir exactamente donde te quedaste en caso de que te maten, y no al inicio del nivel. No te preocupes, derrotar a tus oponentes es extremadamente fácil, algunos requieren un simple golpe, mientras los más grandes sólo necesitan del tradicional botonazo, y echarte para atrás si ves un ataque inminente. En este caso lo sencillo no es una virtud, pues matar al mismo tipo de enemigos incontables se hace repetitivo tras la primera hora o antes.
Al llegar al final de cada capítulo, te encontrarás con un Guardian, bestia de gran tamaño que sirve como jefe. En este punto la acción cambia al estilo God of War, con Quick Time Events muy sencillos que piden toques una calavera en algún punto de la pantalla. Los combates son vistosos y con un ligero toque cinemático, pero acaban demasiado rápido.
Kroll no es un juego nuevo, pero su valía radica en ser de los primeros que cambiaron el paradigma de juegos para iOS, pues en la época que fue lanzado la costumbre eran propuestas simples y con gráficos mediocres para el potencial tecnológico del iPhone. Al final, Kroll es un excelente ejercicio de cómo construir un juego atractivo para iOS, pero es una lástima que sus creadores se dejaran llevar por el aspecto gráfico y olvidarán la regla de oro en los juegos: entretenimiento.
Los seguidores del hack and slash encontrarán suficiente entretenimiento, pues es una versión simplificada de los clásicos Golden Axe y Double Dragon, aunque tomando dichos ejemplos es desafortunado que el sistema de juego no se nutriera de más elementos para hacer de esta, una aventura memorable.
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